La batalla es contra los victimarios y sus herederos
El alcalde de Iruñea, Joseba Asiron, y el concejal de Urbanismo, Joxe Abaurrea, presentaron ayer el comité de especialistas encargado de nutrir de contenido el futuro centro de memoria y contra el fascismo que se ubicará en un modificado y parcialmente mutilado monumento a los Caídos, según el acuerdo dado a conocer por EH Bildu, PSN y Geroa Bai el pasado 20 de noviembre.
El comité está compuesto por 14 personas ligadas al ámbito de la memoria, entre los que hay nombres potentes de reconocido prestigio, tanto a nivel local –Emilio Majuelo, sin ir más lejos, es uno de los historiadores que más ha hecho por rastrear la represión franquista en Nafarroa– como internacional. La aportación de las experiencias latinoamericanas de países como Argentina y Chile, así como la de campos de concentración nazis como el de Mauthausen es una oportunidad de oro para conocer qué ha funcionado y qué no en materia de transmisión de la memoria en otros lugares.
Porque más allá de la agria polémica sobre el derribo o la resignificación, de lo que se trata es de buscar la forma más eficaz de transmitir la memoria de lo ocurrido. Es un esfuerzo que requiere dar un paso más allá del homenaje –necesario y merecido– a todos los represaliados y represaliadas por el franquismo, para explicar quién y cómo llevó a cabo dicha represión. ¿Cómo fue posible que en un territorio sin frente de guerra, los golpistas matasen a más de 3.500 personas? ¿Quién puso los cimientos intelectuales de semejante barbarie? ¿Quién la ejecutó? ¿Qué colaboradores indispensables tuvieron? ¿Cómo se deshumanizó hasta tal punto al adversario? Según lo anunciado ayer por Asiron, el futuro centro trabajará de forma complementaria ambas vertientes, centrando el foco especialmente en los victimarios.
El alcalde llamó a todas las asociaciones memorialistas a participar en el proceso, una mano tendida para salir de un enroque que, además de obviar la realidad de las mayorías y minorías que operan en Nafarroa, tiene el peligro de hacer olvidar que la batalla, aquí, es contra quienes quieren que el espacio siga siendo una insultante apología del franquismo.